Los hermanos Machado es la conversación que nunca se tuvo, ese largo diálogo donde surge lo no dicho, lo callado, lo por decir.
Los hermanos Machado es un recorrido por la relación fraterna, llena de cariño, de comprensión, … de recelos, dependencia y necesidad de fractura.
Los hermanos Machado es fraternidad, es ruptura, tal vez reencuentro.
Los hermanos Machado es un tú a tú, entre los personajes y entre los actores; y entre estos y el público.
Los hermanos Machado es una España que suelen ser dos cuando se empeñan en que sea solo una (que es la suya) y que debiera ser muchas (que son todas las nuestras sin disputas) porque tal vez esta España es más un canto a lo no dicho, una metáfora a lo por decir.
LA OBRA: «Los hermanos Machado»
Sinopsis.
Manuel Machado, justo terminada la guerra civil, regresa a la casa que en Madrid compartían su madre y su hermano Antonio. Está intacta. Parece que no haya habido guerra en ella. Quizás porque Paca la asistenta ha seguido yendo para mantenerla. Manuel no puede evitar acordarse allí de su familia y especialmente de su hermano Antonio. Por ellos sí que ha pasado una guerra.
Situados en bandos distintos Antonio ha permanecido fiel a la República hasta el final. Manuel, sin embargo, ha estado en Burgos escribiendo loas a Franco. Cuando Antonio muere en Colliure, Manuel viaja hasta allí desde Burgos. En Colliure se encuentra con la muerte de su madre a los días de Antonio y conque su hermano José le retira la palabra.
Con este pasado a las espaldas Manuel no puede dejar de rememorar a Antonio en su casa y tiene con él la larga conversación que no pudo tener durante la guerra. Ese diálogo doloroso y sanador servirá para que ambos recuerden todo lo vivido juntos: sus años como autores teatrales de éxito, los amores de uno y el otro, su juventud de bohemios modernistas, su infancia en un patio de Sevilla… Son familia pese a todo, aunque ahora sean una gran familia rota y separada por la muerte… o no.
NUESTRA PROPUESTA
DENTRO DE NUESTRA TRAYECTORIA
Dentro de la larga trayectoria de Teatro del Temple un espectáculo como Los hermanos Machado entronca en una serie de vías por las que nos ha gustado transitar y que forman parte de nuestra esencia como compañía.
Volvemos a fijarnos en la biografía de unos artistas para explicar nuestro pasado y nuestro presente como ya hicimos en Buñuel, Lorca y Dalí, por ejemplo, donde sus biografías no sólo servían para hablar de un momento histórico y de una creación artística sino para transitar con ellos por una amistad rota.
Volvemos a buscar en los momentos de nuestro pasado, explicación para nuestro presente y vocación para nuestro futuro. Como hicimos en diferentes coproducciones como Transición para buscar las razones de lo que se hizo y de lo que no se llegó a hacer; como en Las guerras correctas buscando qué pasó y qué dejó de pasar en una famosa entrevista; o como hicimos en Vidas enterradas para encontrar que solo mirando en las heridas abiertas estas se pueden cerrar; ahora volvemos a un pasado doloroso como la Guerra Civil para vivirla desde el núcleo familiar buscando una reconciliación que si han hecho los Machado todos seremos capaces de hacer.
Volvemos a buscar en los mitos de esta España nuestra, como hemos hecho en Don Quijote somos todos, para recrearlos desde otra mirada, la de la España vacía, y así profundizar en una enseñanza que no termina.
La poética de Antonio y su reveladora vida familiar nos sigue contando verdades al oído que buscamos trasmitir desde la escena.
Los hermanos Machado en definitiva surge de nuevo de la necesidad de contar algo de forma imperiosa y escénica; algo que contar porque hay un público esperando a escucharlo con nosotros.
Antonio Machado es el paradigma del amante de este país, apasionado de sus paisajes y sus gentes, meditabundo pensador transido por el espíritu del 98, siempre quiso ver cambiar para mejor esta tierra de campos. Y apostó personalmente por ello empujando un republicanismo en el que creía de manera racional y visceral a un tiempo. Por eso estuvo con la República desde el minuto uno y por eso la defendió hasta el final frente a quienes la abandonaban en una guerra fratricida.
Pese a esta situación nunca escribirían nada en contra el uno del otro. Toda una guerra eso sí sabiendo que uno hacía lo que más podía doler al otro; dando discursos, escribiendo poemas, aceptando academias. Diciendo que no había dos Españas sino una, grande y libre y acaudillada España.
Dirección: Carlos Martín
Texto: Alfonso Plou
Producción: María López Insausti
Dramaturgia: Alfonso Plou, Carlos Martín y María López Insausti
Ayudante de dirección y Coordinación técnica: Alfonso Plou
Composición musical: Gonzalo Alonso
Música en directo: Alba Gallego
Espacio escénico: Carlos Martín
Escenografía (diseño y coordinación): Oscar Sanmartín
Construcción de decorados: Jesús Sancho Cuartero
Iluminación: Tatoño Perales
Vestuario: Ana Sanagustín
Fotografía: Marcos Cebrián
Diseño gráfico: Ana Baiges/Línea Diseño
Equipo de producción: Pilar Mayor y Pilara Pinilla
Manuel Machado: Félix Martín
Antonio Machado: Carlos Martín
Ellas: Alba Gallego
Carlos Martín
Director Artístico de Teatro del Temple desde 1994. Director Artístico del Teatro de las Esquinas.
Director Artístico de la productora Temple Audiovisuales.
Profesor titular de dirección e interpretación de la Scuola D’Arte Dramático Paolo Grassi , Milán 1988-93.
Co-director en los Centros Dramáticos de Trieste-Venecia- Friuli y de Brescia (Italia), 1992-96.
Profesor de interpretación en la Universidad Popular de Zaragoza ( 1984-1987).
Ha dirigido en teatro a: Juan Diego, Terele Pávez, Asunción Balaguer, Ana Torrent, Cristina Higueras, Sancho Gracia, José Luis Pellicena, Antonio Valero, Enriqueta Carballeira, Jeanine Mestre, Clara Sanchis, Nuria Gallardo, Ana María Vidal, Arturo López, Mario Vedoya, Luisa Gavasa, José Luis Esteban, Mariano Anós, Ricardo Joven, Antonio Albanese, Giuseppe Batiston, Cristina Higueras…
En música ha trabajado con: Enrique Bunbury, Loquillo, Carmen París o Distrito14.
En danza con: Rafael Amargo, Miguel Angel Berna, ErrequeErre, Julia Anzeloti e Ingrid Magriñá.
Sus espectáculos han sido representados en teatros de gran parte de Latinoamérica, Nueva York, Miami, París, Portugal, Italia, Bélgica… Han recorrido toda la geografía española, incluyendo temporadas en Madrid (Teatro Español, María Guerrero, Bellas Artes, Abadía,
F. Fernán Gómez, Cuarta Pared…) y Barcelona, y los mas prestigiosos Festivales (Almagro, Escena Contemporánea, San Sebastián)…
Alfonso Plou. Dramaturgo.
Licenciado en Psicología. Desde que ganara el Premio Marqués de Bradomín en 1986 por su primera obra, Laberinto de cristal, ha estrenado una veintena de obras de teatro. Es miembro fundador de Teatro del Temple, compañía con la que estrena la mayoría de sus piezas y en la que ejerce diversos oficios teatrales.
Sus obras se han representado en una quincena de países. Entre sus obras más destacadas están las que componen su tetralogía sobre figuras artísticas (Goya, Buñuel, Lorca y Dalí, Picasso adora la Maar y Yo no soy un Andy Warhol). Entre los premios destaca también el Lázaro Carreter de Literatura Dramática por Lucha a muerte del zorro y el tigre.
Ha realizado numerosas adaptaciones de textos clásicos con obras de Shakespeare (Macbeth y Sonetos) Lope de Vega (La vengadora de las mujeres) Cervantes (El licenciado Vidriera) o Zorrilla (Don Juan Tenorio)…
Su labor como escritor se inició a raíz de un taller de dramaturgia impartido por Fermín Cabal, tal vez por eso ha mantenido también una labor docente impartiendo numerosos seminarios con diferentes entidades.
Desde 2012 es uno de los gestores del Teatro de las Esquinas, un espacio integral para las Artes Escénicas en la ciudad de Zaragoza.
Fechas estreno:
26 al 29 de noviembre 2020 en el Teatro Principal de Zaragoza.
EN LA PRENSA
LA PRENSA HA DICHO
“Plou posee un mundo personal, imaginativo y variado, y aquí evoca la historia familiar. La pieza funciona de maravilla: con solidez, plasticidad y emoción, y es un testimonio de verdad, de dolor y de conciliación. El trabajo interpretativo es estupendo: Félix Martín y Carlos Martín, actores y directores ambos, hacen los papeles de su vida. Y Alba Gallego es como un ángel de la sutileza y la gracia.” Antón Castro, Heraldo de Aragón, 29-XI-20
“El argumento funciona bien dramáticamente. El texto plantea un juego entre dos planos, el de los personajes reales y los imaginados, bien marcado por la luz y la música. La acción se desarrolla con limpieza y sentido, sacando partido a un espacio amplio de dimensiones épicas. Gran trabajo actoral y gran idea las pinceladas de violín en directo y el fondo con un gran mapa de España.” Joaquín Melguizo, Heraldo de Aragón, 28-XI-20
“Con los ojos llenos de lágrimas aplaudimos ayer la representación de Los hermanos Machado, dirigida e interpretada por Carlos Martín, con Félix Martín y Alba Gallego en el escenario. Las vidas de estos dos escritores sirven a Alfonso Plou de metáfora perfecta de la España desmembrada e irreconciliable. Un pueblo que en cuarenta años de democracia no ha logrado sanar sus heridas. Su acierto ha sido sentar a Manuel a conversar con sus fantasmas, con el de su hermano y con los de las personas que significaron mucho en sus vidas. Algunos, no sé por qué, nos azuzan para que continuemos respondiendo de forma mecánica e irracional. Menos mal que otros, desde la cultura, desde el humilde escenario, nos invitan a ser verdaderamente grandes.” Santiago Gascón, El periódico de Aragón, 28-XI-20
“Los dos grandes poetas despliegan todo su talento intelectual en una conversación que nunca pudieron tener. Es el momento de arrepentimientos, de mostrarse afecto, de reivindicar lo que el uno hizo por el otro y también, por qué no, de echarse en cara cosas. La interpretación llega a puntos muy álgidos con dos actores (Carlos Martín es, además director de la obra) que se muestran cómodos no sólo en su papel sino en la aceptación de la escena con el otro. Ese duelo dialéctico entre los dos hermanos llega aderezado por los ocho papeles que interpreta una sensacional Alba Gallego, que pasa por el escenario como una actriz consolidada (pese a su juventud). No hay que dejar de lado el trabajo reseñable de Óscar Sanmartín en la escenografía, de Gonzalo Alonso en la composición musical (ecos de la Historia de un país), de Tatoño Perales en la iluminación y de Ana Sanagustín en el vestuario.” Daniel Montserrat, El periódico de Aragón, 27-XI-20