Semana de la memoria. 23 al 30 de noviembre de 2021. Teatro de las Esquinas
Teatro del Temple presenta la Semana de la Memoria
Pocas cosas nos asustan tanto como perder la memoria. Es algo que hemos visto ya demasiadas veces. Todos conocemos a personas de nuestro entorno, a veces muy próximas y muy queridas, que se han quedado perdidas en una nebulosa del tiempo, confusas, con sus recuerdos hechos trizas. Duele y estremece verlo en los demás; causa pavor pensar en algo así para nosotros mismos.
También debería dolernos perder la memoria como sociedad, como la suma que somos de personas que conviven y avanzan en conjunto, aunque tengan ideas, gustos e intereses distintos. Una sociedad equilibrada y madura, una sociedad adulta, no debería perder la memoria; y menos aún esconder una parte de ella por embarazosa e incómoda.
Teatro del Temple organiza en noviembre, del 23 al 30 en su sede del Teatro de las Esquinas, la Semana de la Memoria, un proyecto cultural de recuperación y presencia pública de la Memoria Democrática a través de la representación teatral, una herramienta que ha demostrado su efectividad para llegar con profundidad a muy distintos colectivos. Porque el teatro es emocional y reflexivo, genera un sentimiento de proximidad que pone al espectador en la piel de los protagonistas y crea la atmósfera adecuada para derribar barreras y estrechar lazos.
La Semana de la Memoria comenzará el martes 23 de noviembre con un coloquio en el que se intercambiarán opiniones sobre la situación actual en el proceso de recuperación y dignificación de las víctimas sepultadas, escondidas y olvidadas de la Guerra Civil. En el mismo acto se representarán los monólogos Las cuentas de Carmencita, de Juan Mayorga, y A los pies del Moncayo, de Alfonso Plou, ambos dirigidos por Carlos Martín y pertenecientes a la obra Vidas enterradas, una creación colectiva de cuatro compañías españolas, entre ellas Teatro del Temple, basada en los reportajes radiofónicos del mismo título emitidos en la Cadena SER bajo la dirección de Javier del Pino, Gervasio Sánchez y Conchi Cejudo.
Los días 25 y 26 de noviembre, Teatro del Temple junto con la compañía valenciana La República del Lápiz estrenarán en Zaragoza la obra Largo y Társilo, dirigida por Carlos Martín y escrita por Gabriel Ochoa, quien se han inspirado en un recuerdo familiar: en noviembre de 1936, el gobierno de la República se traslada a Valencia y su presidente, Francisco Largo Caballero, es acogido durante varios días en la vivienda de una familia socialista, los Peris Caruana; allí, Largo Caballero convivirá con Társilo Peris, abuelo del autor. La obra se construye sobre aquello que pudieron debatir un joven de 26 años y un político de 67 que tenía sobre sus hombros la responsabilidad de un país en guerra.
La programación se completará, del 27 al 30 de noviembre, con las representaciones de Los hermanos Machado, de Alfonso Plou, producción del Teatro del Temple con dirección de Carlos Martín, estrenada en Zaragoza en 2020, que ha girado ya por 20 ciudades españolas y representada durante 5 semanas (incluida prórroga) en la cartelera de Madrid. Antonio y Manuel Machado ejemplifican como nadie el desgarro de la Guerra Civil. Dos hermanos que se admiraban y se querían, dos grandes poetas, toman caminos distintos al iniciarse el conflicto: Antonio permanecerá fiel a la República hasta su exilio y muerte en Collioure; Manuel, que se halla en Burgos al comenzar la guerra, permanece allí y se pone del lado de los militares sublevados. El diálogo imposible, el que no pudieron mantener desde sus posiciones alejadas geográfica e intelectualmente, toma cuerpo en esta obra descrita por la crítica como “una metáfora perfecta de la España desmembrada”.
Además de las actuaciones en horario de tarde para el público en general, la Semana de la Memoria ha programado tres sesiones matinales para público escolar, asociaciones y otros colectivos sociales, cuya asistencia se concertará con los centros interesados. Se incide con ello en el valor educativo del teatro, en su capacidad de fomentar la participación, el debate sereno y la conciencia social. Sin olvidar otras aportaciones cada vez más reconocidas por los educadores, como el estímulo que supone para el trabajo en equipo y la capacidad de expresarse en público, virtudes que acercan cada día más el teatro a las aulas.
Con la Semana de la Memoria se pretende llegar a todo tipo de públicos, desde los jóvenes en formación a los estudiosos de nuestro pasado, y siempre con el objetivo de satisfacer al más exigente espectador teatral. Todo ello presidido por la búsqueda de la concordia. Es importante recordar que no se abren fosas para cavar trincheras. Como señala Alfredo González Ruibal, arqueólogo especializado en la Guerra Civil: “Tanto desde el punto de vista ético como desde un punto de vista científico, es irrelevante quién ha sido asesinado y por qué ideas. En todos los casos, la fosa es el testimonio de un crimen injustificable. Cualquier individuo tiene derecho a recuperar los restos de un familiar asesinado para enterrarlo dignamente. Ninguna sociedad sana se puede construir sobre crímenes sepultados”.
Nuestra situación todavía es anómala en una Europa que, en general, ha promovido el respeto hacia todas las víctimas de conflictos aún más sangrientos que la Guerra Civil. La grandeza del ser humano está en la compasión, en su capacidad de ponerse en el lugar del que sufre y, si está en su mano, contribuir a mitigar ese dolor. Dignificar la memoria no es abrir heridas, es ayudar a cicatrizarlas.