Profundizando y compartiendo su personalidad aragonesa.
Eran unos años, los noventa, en los que personal y profesionalmente todo fluía y, como a veces en la vida, las cosas buenas se van encadenando. Mi amigo Pepe Tricas me presentó y propició mi colaboración con el grupo aragonés Teatro del Temple, del que era uno de sus fundadores. Allí conocí a Alfonso Plou, dramaturgo reconocido con varios premios, y a Carlos Martín, que llegaba de Italia con ideas muy rompedoras que trasformaban siempre la escena en poesía. Ellos crearon El Temple y su primer montaje fue Rey Sancho.
Después vino Goya, donde intervine interpretando a Josefa Bayeu, su mujer. Allí estaban Clara Sanchis, Sancho Gracia y muchos actores aragoneses de una gran calidad: Santiago Meléndez, Pilar Molinero y Chema Carrillo, ya desaparecidos, y también Virginia Ardid, Pilar Gascón, Balbino Lacosta, Félix Martín, Mariano Anós, Ricardo Joven, Néstor Arnas… No querría que se me olvidara ninguno, pero, si es así, son cosas de la edad y no falta de admiración por cada uno de ellos.
Goya nos dio muchas satisfacciones. Se ensayó y se estrenó en Zaragoza, por lo que tuve que vivir allí más de un mes y eso me permitió conocer mejor la ciudad y la calidad de su gente. Después, el Teatro Español de Madrid y una larga gira por Aragón y todo el país. Como colofón, el destino, con nombre de Lucía Beviá, nos regaló una gira fastuosa por los mejores teatros de Hispanoamérica durante más de tres meses. José Luis Pellicena sustituyó a Sancho Gracia en esa gira haciendo de Goya. Creo que todos vivimos una experiencia inolvidable.
Nos volvimos a encontrar cuando apoyaron a Luis Araujo y montaron su obra Trenes que van al mar. Actuábamos Jeaninne Mestre y yo, Carlos la dirigía y Alfonso siempre estaba por ahí encargándose de todo lo demás junto a María López Insausti que, actualmente, es uno de los pilares (nunca mejor dicho) del actual Temple. Ha habido más mujeres, pero María, hoy día, es la voz femenina del Temple.
Creo que para esta compañía siempre ha sido muy importante la forma -y de eso se encarga con talento y personalidad Carlos Martín- sin renunciar a contenidos de mucha enjundia, que elabora Alfonso Plou con sus textos y adaptaciones. Mi amigo Pepe Tricas antes y María ahora se desviven para convertir los sueños en realidad.
Han pasado veinticinco años y yo he sido testigo de cómo se han ido superando. Se interesan por los clásicos y por los nuevos autores. Siguen profundizando y compartiendo su personalidad aragonesa con todos nosotros. El Temple ha llegado muy lejos en estos veinticinco años; han llenado de vida el Teatro de las Esquinas y ya todo el mundo se pone al teléfono… cuando ellos llaman.
Mucho trabajo y una gran responsabilidad, pero seguro que celebrarán los cincuenta con la misma ilusión y más sabiduría.
Toda mi admiración, mi respeto y mi afecto.
Enriqueta Carballeira
Actriz