El Temple celebra sus 25 años con el Quijote
Artículo publicado en el Heraldo de Aragón el día 18 de marzo de 2019 de Antón Castro.
La compañía de María López, Carlos Martín y Alfonso Plou prepara un gran montaje de la pieza de Cervantes y otro de la obra ‘Vidas enterradas’
«Los espectáculos los trae el cierzo. No hay razones exactamente, ni una poética. Una obra te lleva a otra», dice Carlos Martín, uno de los fundadores del Teatro del Temple, que va a celebrar a lo largo de 2019 su primer cuarto de siglo con varios montajes –el Quijote, ‘Vidas enterradas’, ‘Cabaret Europa’–, la edición de un libro y, quizá, una película en la que está implicada Paula Ortiz: ella realizará un tratamiento cinematográfico del montaje escénico de ‘Luces de bohemia’ «a la manera de Dogville’ de Lars von Trier o ‘Vania en la calle 42’ de Louis Malle», apunta Martín.
«Creo que nuestra forma de trabajar, desde el origen, ha sido en tres fases: primero el vómito, los espectáculos nacen desde la dirección, desde la dramaturgia, desde la tormenta de ideas y el arrebato; la segunda fase es la de los fantasmas, montas lo que has querido hacer siempre, eso que no te exige mucha reflexión; la tercera parte es la de la reflexión y la clausura, esta es como la edad de merecer, ese período en que ya puedes afrontar cualquier proyecto, sobre todo aquellos que han sido decisivos en tu apuesta por el teatro», añade Martín.
Historia y ecos de Shakespeare
Subraya el director de ‘Calígula’ que este estadio de madurez es el que les ha permitido hacer montajes como ‘Luces de bohemia’ de Valle-Inclán, ‘La vida es sueño’ de Calderón de la Barca o su último montaje, la adaptación de ‘El Criticón’ de Gracián.
El Teatro del Temple inició el papeleo de su fundación en 1993, pero se formalizó en julio de 1994 con la obra ‘El Rey Sancho’, con texto de Alfonso Plou. El escritor recuerda que el Temple nació de la fusión de Directa Producciones, que había montado ‘Carmen Lanuit’, con Carmen París, entre otras obras, y de Calígula Producciones, la compañía que Martín creó a su regreso del Piccolo de Milán. donde estuvo becado. Martín nunca ha abandonado ese vínculo: sigue haciendo cosas allí y en noviembre se estrenará una pieza en Bolzano, cerca de Trieste, en la que intervendrán dos autores, un aragonés y un italiano, y dos directores, una italiana y un aragonés, en este caso el propio Martín. Gira en torno a la idea de Europa y se baraja como título provisional, ‘Cabaret Europa’.
Dicen Plou y Martín que, de entrada, no se había hablado sobre un ideario estético, sobre una poética teatral. Se empezó con una apuesta por el teatro más o menos histórico: después de ‘El Rey Sancho’ vendrían obras sobre Goya, Buñuel, Picasso o incluso Andy Warhol. «Es cierto que no había una teoría meditada pero todos teníamos en la cabeza un modelo: era William Shakespearte, claro, que es el enlace entre la tradición y la modernidad. Un ejemplo permanente, que nos llevaría a muchos otros lugares, por ejemplo a ‘Luces de comedia’, de Valle, que es un montaje que hicimos por primera vez hace doce años y aún sigue vivo. Sigue siendo la imagen de una España impertérrita», anota Plou.
María López llegó un poco más tarde a la compañía, en labores de apoyo y luego de producción. «Aunque no había planificación artística, por decirlo así, había muchas referencias: compañías nacionales y aragonesas», dice. Alfonso Plou matiza de inmediato: «Por supuesto. Por ahí andaban modelos como el Teatro de la Ribera, el Teatro Estable, el Teatro del Alba, El Silbo Vulnerado, entre otros, si pensamos en casa».María agrega un paso más: «Por eso ahora nos hemos integrado en una Plataforma de Compañías Históricas Estables de Teatro Independiente, en la que están, entre otras, compañías como Tanzaka, Atalaya, Corsario, etc. El teatro ha cambiado mucho. Ahora se trabaja en proyectos, los actores se suman a ellos; por eso hay que reivindicar las compañías estables».
De la crisis a la gran factoría
Alfonso Plou fue durante años un estandarte del teatro de texto. Quizá el dramaturgo más activo y más esperado. Y más reconocido. Lo sigue siendo pero de otro modo. El espectáculo ‘Picasso adora la Maar’ recibió el premio Max. «¿Que qué me pasó? Quizá fuese cansancio, pero nunca abandoné la escritura dramática. Sigo ahí, y quizá haya abrazado más bien la adaptación de textos, la labor con obras ajenas, pero no he dejado de ser autor ni de tener ideas. Ahora me resulta hasta más fácil escribir con otros, como he hecho Julio Salvatierra en la pieza ‘Transición», señala.
Carlos Martín, como si quisiera arroparlo, analiza: «Hay que recordar algo clave: en los años 80 y 90 al público le importaba el teatro y acudía a todo. El nombre del autor era importante, pero no era indispensable. Cuando estalló la crisis de mercados, se impuso el teatro comercial, y el teatro de autor se resintió. Y eso nos llevó a reorientar nuestro trabajo, y desde entonces hemos dado cabida a muchas cosas: hemos trabajado con teatro puro, con danza, con poesía, hemos apoyado el audiovisual (hemos estado detrás de ‘Os meninos do río’ de Macipe o de un documental de Martínez Soria), hemos colaborado con compañías nacionales e internacionales y hemos hecho giras por países del mundo».
Alfonso Plou introduce una variable: «Nosotros nos sentimos aragoneses, y hemos mimado lo aragonés, a los personajes y autores históricos, pero creo que lo que aquí falta, en España y en Aragón, es una mayor interconexión cultural. No se puede vivir en la creación y en la cultura como si estuviéramos en los reinos de taifas», dice.
María recuerda que Teatro del Temple ha realizado 42 montajes, que suele mover alrededor de 400.000 euros anuales y que la cogestión del Teatro de las Esquinas con Che y Moche funciona a las mil maravillas. Martín recuerda y señala: «Nos dijeron de todo. Que nos llevaría a la ruina, que era una forma de suicidio. La realidad es que nos entendemos muy bien con Che y Moche, que llegamos a trabajar hasta con 50 personas en este proyecto y que nos ha ayuda a entender la creación desde parámetros más abiertos y a crecer».
Dramaturgia coral, diálogos de Esteban
Para el Teatro del Temple son muy importantes los talleres de creación escénica. El montaje del Quijote, que se estrenará en noviembre, forma una suerte de trilogía con ‘La vida es sueño’ y ‘El Criticón’. Ahora se está trabajando en su desarrollo. La puesta en escena y otros matices serán de creación colectiva, aunque la dirección correrá a cargo del propio Carlos Martín.
El actor y guionista José Luis Esteban será el responsable de redactar el texto y de ajustar las escenas. Actuarán siete actores y el músico Gonzalo Alonso.
Por otra parte, ‘Vidas enterradas’ es un proyecto que nace del programa ‘A vivir que son dos días’, de la Ser, de Javier del Pino, Conchi Cejudo y Gervasio Sánchez, entre otros, y son seis monólogos dramáticos que redactará en parte Alfonso Plou.